Bucaramanga, una ciudad sin teatros

Por. Miguel Lugo

Cuesta pensar que hubo un tiempo en que a Bucaramanga llegaban grupos y compañías teatrales y de circo de diferentes partes del país y del extranjero. Fue una época que no viví, sino que conozco por encima, gracias a los relatos de otras personas.

En Bucaramanga había muchos teatros emblemáticos, como lo fueron el Garnica, Sotomayor, Rosedal, Libertador, Real, Colombia, Unión, Ana Lucia (Hoy Corfescu) entre otros. De todos estos que acabo de nombrar, solo conocí el Sotomayor, que quedaba en la carrera 27 con calle 37, donde hoy en día queda un edificio llamado Green Gold. La última vez que entré a ese teatro fue en diciembre de 1993, pues allí era donde se hacían las clausuras de fin de año de mi colegio de primaria, y es ahí donde puedo decir que fue mi primer contacto con las tablas, con un escenario.

Fue muy triste. Como cuando pasaba en bus o en el Metrolínea, ver ese lugar cerrado, deteriorándose, lleno de basura y porquerías, refugio de ladrones e indigentes… hasta que llegó el día en que lo demolieron para construir esa mole de edificio; aun cuando paso por ahí, recuerdo lo que antes había. El otro teatro que conocí es el Ana Lucia, que muchos lo conocemos con el nombre de Corfescu, teatro en el cual pude observar grandes obras, tanto locales como nacionales, y también tuve la fortuna de poder presentarme en ese escenario varias veces. El teatro cerró sus puertas en el año 2020, debido a la pandemia, y no se ha vuelto a abrir; ahí está, llenándose de polvo las sillas, deteriorándose las tablas… ¿Qué ira a pasar con ese espacio?, ¿Tendrá la misma suerte que tuvieron los demás teatros en la ciudad? Los teatros en Bucaramanga de pronto se convirtieron en centros comerciales, parqueaderos, estaciones de gasolina, edificios de negocios… los pocos que pudieron sobrevivir, mutaron a ser cinemas, luego cines para adultos y al final, desaparecieron.

En la madrugada del lunes 13 de marzo, la estructura del Coliseo Peralta, el primer teatro de Bucaramanga, uno de los dos únicos teatros estilo corral español que hay en Colombia (El otro está en Pasto, a kilómetros de acá), colapsó, ¿Por las lluvias? No, no hay que echarle toda la responsabilidad al agua; el Peralta se cayó por el abandono, por la negligencia, por la falta de interés que se ha mostrado hacia la cultura de esta ciudad; eso pesa más que un aguacero y desafortunadamente no tenemos una sombrilla.

A raíz de esto, yo me hago las preguntas: ¿Por qué se acabaron los teatros en Bucaramanga?, ¿Por qué los dejamos acabar?, ¿Qué fue lo que pasó para que los teatros emblemáticos de pronto se volvieran otra cosa y ahora solo queden en la memoria de quienes pudimos verlos y actuar en ellos? Hace más de 10 años, se unieron los artistas para salvar una infraestructura que queda en la esquina frente al parque Centenario; hoy se conoce como el Teatro Santander; pero por muchísimos años esa estructura estuvo, así como estuvieron los otros, cerrada, deteriorada, a punto de caerse; se salvó por la presión de los artistas; qué lastima que los demás teatros no tuvieron la misma suerte. Pero la pregunta es, ¿Cuánto tiempo le durará esta nueva vida al Teatro Santander?, ¿Será que en unos 10 o 20 años, quedará de nuevo en el abandono?

Hoy en día hay que decir que Bucaramanga es una ciudad sin teatros, o mejor, Bucaramanga es una ciudad con un teatro, pero sin cultura ni interés teatral. Por lo pronto, el Teatro Corfescu ahora está navegando junto con Caronte en el Rio Estigia, directo al Tártaro, donde lo esperan los demás teatros. ¿Será que se tratará de rescatar, así como Orfeo trató de rescatar a su amada Eurídice del Hades, o definitivamente, que se quede en la memoria y le hacemos un réquiem, así como a los demás?

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