Por. Patricia Suárez V.
@SuarezNPatricia
El pasado domingo 30 de julio, 38 mil personas se vistieron de rosa para cumplir la cita atlética más grande de la capital colombiana. Jóvenes, adultos y adultos mayores recorrieron la ciudad a ritmos de tambores, aplausos, música y frases motivacionales en una fiesta que se baila, se camina y se corre.
A nivel competitivo el son fue impuesto por los africanos, donde los Élite Masculinos Omar Ait Chitachen, de Marruecos (1:03:50); Ezra Tanui (1:04:50), y Edwin Soi de Kenia (1:04:55), aseguraron los tres primeros lugares del pódium. Por parte del equipo Élite Femenino, el sabor colombiano tiñó la fiesta donde Daisy Kimeli, de Kenia (1:15:12); Anchialem Haymanot, de Etiopia (1:15:34) y Angie Orjuela, de Colombia (1:15:40) se llevaron los honores.
En la mmB, 'la rumba es pa' todo el mundo', así que los no tan Élite, siguieron su propio ritmo, se sumaron a los 21k en una competencia contra sí mismos y el reloj, que les permitiera mejorar sus propias marcas, sumar kilómetros y lucir esa presea en honor al trabajo, la exigencia y dedicación. Por supuesto, Metrópoli se unió a la fiesta. Fuimos invitamos como medio aliado de la carrera, así que correspondiendo a ese honor convocamos a nuestro tradicional #TeamMetrópoli a vestir el rosa de la versión 2023, los elegidos fueron: César Salamanca y Juan Carlos Vigoya, en representación de nuestros seguidores; y por nuestro equipo asesor y de trabajo; los hermanos Carranza (Alexis y Nixon).
A un compás más suave, a paso lento pero continuo que algunos podrían considerar recreativo, estamos quienes nos gozamos los 10k. Aquí hizo presencia el resto del #TeamMetrópoli, un combo conformado por quienes apenas se inician en las carreras, quienes se recuperan de una lesión, y en mi caso, quienes todavía no definen un plan de trabajo que permita aumentar distancia o mejorar tiempos. Aquí los llamados a sudar la camiseta fueron: Mónica Paulina Usma, Leonardo Rodríguez y Fanny Peña (Por nuestros lectores); y del equipo de trabajo, William 'El Padrino' Suárez, Mónica Calero y yo.
Sin importar la distancia o el tiempo, todos celebramos. Sí, 38 mil personas cruzamos la meta levantando los brazos, gritando y aplaudiendo. Porque así son las fiestas, porque siempre se celebra. Y como en todo encuentro social donde hay colombianos, luego de cruzar la línea de meta se hicieron nuevas alianza, nuevos planes de entrenamiento y se perfilan nuevas carreras por conquistar.
El kilometro más largo
Es casi un ritual que al final de la carrera nos encontramos para compartir opiniones: sensaciones, el recorrido, qué funcionó y qué cosas podríamos experimentar para la próxima. Entre charla, risas y recuperación, llegamos a la conclusión de que el último kilometro es el más largo de toda la carrera.
Seguramente el cansancio y la ansiedad por llegar nos genera esa confusión mental de que corremos pero no avanzamos. Sin embargo, es el trayecto que más disfrutamos. Son mil metros con tambores anunciando que la meta está cerca, el público gritando que lo lograste, las piernas pidiendo descanso, el cuerpo gritando por hidratación y sombra; y ahí en medio, estas tú (como corredor) con mezcla de emociones sin saber si reír o llorar, si correr o parar y buscando ese gran arco que detiene el cronometro. Son los mil metros más largos de la historia, los más exigentes, los más emocionantes. Los que detienen el tiempo y se inmortaliza en un grito acompañado de brazos arriba que definen esa victoria. En ese aspecto, Orjuela, pódium femenino en los 21k expresó en sus redes sociales cómo vivió ese último momento de la carrera, que le permitió apropiarse del bronce.
"En mi pecho se escuchan cientos de latidos, la exhalación de mi respiración agitada y una enorme alegría que me hincha el corazón. Los pasos cansados a lo largo del camino, los gritos de ánimo y alegría de la gente y mis ganas de demostrar de que estoy hecha", así resumió Angie Orjuela su remate en la mmB.
Una meta y muchas victorias
Cruzar la meta es mucho más que detener el reloj. Cruzar la meta es celebrar que tus piernas respondieron, es reconocer que más fuerte que el clima fue tu determinación que te impulsó a iniciar, correr sin parar y terminar la distancia propuesta. Por eso, además de celebrar a quienes lograron un cupo en el pódium, se aplauden todas las pequeñas victorias conquistadas.
Muchas de esas pequeñas victorias no serían posible sin el público que está ahí minuto a minuto, motivando y alentando a los corredores. Algo que me causó curiosidad en mi primer carrera (2017), fue ese entusiasmo que se mezcla con el compañerismo y solidaridad entre corredores. Es sorprendente pero, preciso cuando sientes cansancio y bajas el ritmo, hay alguien que te alcanza para decir "Ey no bajes, ¡Tú puedes!", "Estamos cerca, dale que lo logramos", o cuando estas en el tramo más complejo te encuentras con el público que con gritos alienta, con pancartas te llena de energía y con un golpe de manos te transfiere fuerzas.
Así que la mmB más que una competencia es la fiesta que viste a Bogotá de alegría, talento, emoción y cierra con un toque de nostalgia y mucha expectativa respecto a la nueva edición. Gracias a Correcaminos de Colombia que hace posible este encuentro, a los patrocinadores y a todo el equipo humano que nos permite correr año tras años y disfrutarnos la fiesta más grande del atletismo en Bogotá.