Por. Nelson Beltrán
Desde 1973, cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, como una estrategia liderada por la Organización de las Naciones Unidas -ONU- para articular diferentes actores en pro de las causas ambientales.
En su aniversario número 50, la gran preocupación es el uso desmedido de plásticos que ha generado un fuerte impacto en el medio ambiente. Según estudios recientes, se estima que cada año se producen más de 380 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, y una gran parte de este material termina en nuestros océanos y ecosistemas naturales. Este exceso de plástico tiene graves consecuencias, como la contaminación de los cuerpos de agua y la amenaza a la vida marina. Según la OCDE, actualmente se producen el doble de residuos plásticos que hace dos décadas de los cuales, la mayor parte se destina a relleno sanitario, se incinera o se filtra en el medio ambiente, y apenas el 9% se recicla con éxito.
El peligro reside en la naturaleza altamente resistente de los plásticos, que pueden tardar cientos de años en descomponerse. Como resultado, los océanos se han convertido en enormes vertederos de plástico, con islas de residuos flotantes y microplásticos que amenazan la supervivencia de muchas especies marinas.
Una medida importante es promover una economía circular en la gestión de los plásticos. Esto implica implementar sistemas de reciclaje eficientes y ampliar la infraestructura para la recolección y el reciclaje de los mismos. Al mejorar la separación y el procesamiento adecuado de los residuos, se puede reducir la cantidad de plástico que llega a los vertederos y los océanos. Es preciso tener presente que la producción de plástico requiere grandes cantidades de energía y recursos no renovables, contribuyendo al agotamiento de nuestras reservas naturales y al cambio climático.
Resulta crucial explorar alternativas para reducir el impacto ambiental. Una opción es fomentar el uso de materiales biodegradables y compostables. Estos materiales se descomponen más rápidamente en condiciones naturales y no dejan residuos dañinos. Por ejemplo, los envases fabricados con bioplásticos a base de almidón de maíz o caña de azúcar ofrecen una mejor alternativa.
La investigación y las innovaciones tecnológicas para desarrollar alternativas más sostenibles han permitido el desarrollo de nuevos materiales, como el producido a base de hongos y algas marinas, que son biodegradables y renovables. Asimismo, es necesario fomentar la adopción de prácticas empresariales responsables, impulsando la reducción del embalaje innecesario y la adopción de políticas de producción más sostenibles.
Es fundamental concienciar a la población sobre la importancia de reciclar e incentivar sobre la estrategia medioambiental del posconsumo, impulsada por la Secretaría de Ambiente, que pretende darle una segunda oportunidad a los objetos o materiales que usamos y continúan siendo útiles. Existen en la ciudad más de 1500 puntos posconsumo, puedes elegir cuál de ellos queda más cerca.