Control de pantallas, una atención urgente

Control de pantallas, una atención urgente

Por. Metrópoli Online

Ante la sobreexposición de las pantallas, en la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones médicas han generado alertas respecto a su afectación, en especial en la primera infancia.

La exposición prolongada a tabletas, smartphones y televisores en niños menores de dos años no solo limita el desarrollo de habilidades motrices y sociales, sino que también está vinculada a problemas de sueño, retrasos en el lenguaje y dificultades en el desarrollo cognitivo. La OMS recomienda que los niños menores de un año no tengan ninguna exposición a pantallas, mientras que para los de 2 a 5 años, el tiempo máximo de uso debe ser de una hora al día, y siempre bajo supervisión de un adulto.

El problema radica en que el cerebro de un niño en esta etapa de desarrollo es especialmente maleable y se está formando a una velocidad asombrosa. Las interacciones cara a cara, el juego físico y la exploración del entorno son fundamentales para construir las conexiones neuronales que sustentarán el aprendizaje y el comportamiento a lo largo de su vida. El tiempo de pantalla, por su propia naturaleza, es pasivo y limita estas interacciones esenciales. En lugar de aprender a resolver problemas a través del juego, un niño se convierte en un simple receptor de información, lo que puede afectar su capacidad para concentrarse y su creatividad.

"Las pantallas se han vuelto la solución fácil a muchos desafíos que se tienen en la crianza", comenta Luisa Fernanda Navia, psicóloga adscrita al programa 'Padres y Madres en Sintonía', y agrega que "la importancia de hablar con los papás es hacernos conscientes como adultos del uso que hacemos de las pantallas y cómo nosotros acompañamos y regulamos el uso de las pantallas que hacen los niños y cómo los acompañamos en otros momentos de la vida", puntualiza la profesional. 

La clave está en el control y la supervisión. No se trata de demonizar la tecnología, sino de usarla con moderación y propósito. Los padres y cuidadores tienen un papel crucial en establecer límites claros y en fomentar un entorno rico en estímulos no digitales. Fomentar la lectura de libros, el juego al aire libre, las actividades artísticas y el tiempo de calidad en familia son antídotos poderosos contra los efectos negativos del exceso de pantallas. Al priorizar el desarrollo integral de los niños en su primera infancia, estamos invirtiendo en su salud, su bienestar y su futuro.

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