En su primera intervención como Jefe de Estado ante la 77° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Presidente de la República, Gustavo Petro, pidió dialogar para acabar la guerra, convocó a Ucrania y Rusia a hacer la paz e hizo un llamado a replantear la lucha antidrogras.
El mandatario colombiano en su discurso ante la ONU, que este año tiene como título “Un momento decisivo: soluciones transformadoras para desafíos interconectados”, planteó que “la guerra contra las drogas ha fracasado” y “la lucha contra la crisis climática ha fracasado”.
“Les propongo y los convoco a América Latina para ello, dialogar para acabar la guerra. No nos presionen para alinderarnos en los campos de la guerra. Es la hora de la paz. Que los pueblos eslavos hablen entre sí, que lo hagan los pueblos del mundo”, expresó el Jefe de Estado.
Señaló que “la guerra es solo una trampa que acerca el fin de los tiempos en la gran orgía de la irracionalidad. Desde América Latina, convocamos a Ucrania y Rusia a hacer la paz”, añadió.
El Presidente de Colombia fue el quinto en hablar en el debate general de la Asamblea, después de que lo hicieran los gobernantes de Brasil, Jair Bolsonaro; Senegal, Macky Sall; Chile, Gabriel Boric; y de Jordania, el Rey Abdullah II. En su intervención, el Presidente Petro se refirió a la gran riqueza natural y humana de Colombia y la contradicción frente a la violencia histórica.
Lucha antidrogas
“Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas. Disminuir el consumo de drogas no necesita de guerras, necesita que todos construyamos una mejor sociedad: una sociedad más solidaria, más afectuosa, donde la intensidad de la vida salve de las adicciones y de las nuevas esclavitudes. ¿Quieren menos drogas? Piensen en menos ganancias y en más amores. Piensen en un ejercicio racional del poder”.
Con estas palabras, el Presidente Gustavo Petro convocó al mundo a corregir el rumbo en la lucha contra el narcotráfico y contribuir a la Paz total de Colombia, tomando como objetivo salvar la selva Amazónica de su destrucción. “Les propongo como Presidente de uno de los países más hermosos de la tierra, y de los más ensangrentados y violentados, acabar la guerra contra las drogas y permitir que nuestro pueblo viva en paz”, señaló el Mandatario en su discurso, en el que también reiteró la convocatoria a los países de América Latina a “unirse para derrotar lo irracional que martiriza nuestro cuerpo”.
En ese sentido, Petro advirtió que la guerra contra las drogas ha durado 40 años y que “si no corregimos el rumbo y esta se prolonga otros 40 años, Estados Unidos verá morir de sobredosis a 2.800.000 jóvenes por fentanilo, que no se produce en nuestra América Latina, verá millones de afros norteamericanos ser apresados en sus cárceles privadas”.
De la misma manera, vaticinó que, de prolongarse esta situación, “morirán asesinados un millón de latinoamericanos más, nos llenarán de sangre nuestras aguas y nuestros campos verdes, verán morir el sueño de la democracia tanto en mi América como en la América anglosajona. La democracia morirá allí en donde nació, en la gran Atenas occidental europea”.
Al respecto, añadió: “Para destruir la planta de coca arrojan venenos, glifosato en masa que corre por las aguas, detienen a sus cultivadores y los encarcelan. Por destruir o poseer la hoja de la coca mueren un millón de latinoamericanos asesinados y encarcelan a dos millones de afros en la América del Norte. Destruid la planta que mata gritan desde el norte, destruidla, pero la planta no es sino una planta más de las millones que perecen, cuando desatan el fuego sobre la selva”.
Frente a la adicción a las drogas en el mundo, que fomenta su demanda, el Presidente Petro consideró que “nosotros les servimos para excusar los vacíos y las soledades de su propia sociedad que la llevan a vivir en medio de las burbujas de las drogas. Les ocultamos sus problemas que se niegan a reformar. Mejor es declararle la guerra a la selva, a sus plantas, a sus gentes”. Por lo tanto, subrayó: “La enfermedad de la soledad no se curará con el glifosato sobre las selvas. No es la selva la culpable. La culpable es su sociedad educada en el consumo sin fin, en la confusión estúpida entre consumo y felicidad que permite, eso sí, que los bolsillos del poder se llenen de dinero”.
Finalmente, exhortó a las naciones a que “no toquen con sus venenos la belleza de mi patria, Ayúdennos sin hipocresías a salvar la Selva Amazónica para salvar la vida de la humanidad en el planeta”